La violencia volvió a golpear las puertas de una escuela de Tandil, pero esta vez no fue entre alumnos. Una madre, desbordada por la situación que atraviesa, terminó agrediendo a docentes de la Escuela 22. Desde el gremio SUTEBA, su secretaria general Estela Sinópoli dejó en claro que el problema no es solo individual: “Cuando el sistema social se cae a pedazos, la escuela queda sola conteniendo lo que el Estado no ve”.
Sinópoli pintó un panorama crudo: chicos que llegan sin comer, sin dormir, sin abrigo, y docentes que ya no solo enseñan, sino que alimentan, contienen, cuidan y hasta visten. Pero advirtió: “Tenemos límites. No podemos garantizar vivienda, ni garrafas, ni sostener a las familias abandonadas por otros organismos”. El enojo fue directo contra el Municipio: “¿Dónde está Desarrollo Social? ¿Dónde está Niñez? No es solo tarea de la escuela apagar todos los incendios sociales”.
Tras el violento episodio, el gremio exige la implementación urgente del acuerdo paritario contra la violencia institucional. Porque mientras se espera que los maestros den clases, también se les exige que sean psicólogos, asistentes sociales y bomberos de la crisis. En Tandil, parece que las aulas son el último bastión de un sistema que no da abasto.