Algunos reductores de velocidad instalados en las calles de Tandil empiezan a mostrar signos de desgaste y daños que podrían representar un peligro para los vehículos y peatones. En la esquina de Américo Reynoso y Entre Ríos, uno de los reductores presenta secciones completamente desprendidas, dejando expuestos los ganchos metálicos sobre el asfalto. Esta situación genera un doble riesgo: posibles caídas para motociclistas y ciclistas, además de pinchaduras de neumáticos para los automovilistas que transitan por la zona.
Situaciones similares se registran en otras intersecciones, como Chacabuco y Las Heras, donde estos dispositivos están visiblemente deteriorados y han perdido parte de su funcionalidad. Los reductores, instalados por el municipio hace varios años con el objetivo de frenar las “picadas” en algunas arterias, también han sido objeto de vandalismo en reiteradas ocasiones, lo que ha acelerado su deterioro. Sin embargo, el desgaste natural provocado por el tránsito constante parece ser el principal motivo del mal estado actual.
Desde la ONG “Tránsito entre Todos”, su titular, Juan Larraburu, cuestionó la efectividad de estos dispositivos y señaló que, en varias provincias donde se han colocado estructuras similares, los conductores afectados han recurrido a la justicia por los daños ocasionados en sus vehículos. . Según Larraburu, sería más efectivo implementar señalización vertical clara y reforzar la educación vial, en lugar de seguir apostando por los reductores físicos que, a largo plazo, generan más inconvenientes que soluciones.