El indicador de riesgo país de Argentina, elaborado por el banco JP Morgan, alcanzó su nivel más bajo desde agosto de 2018 al ubicarse en 578 puntos básicos. Esta caída refleja un renovado optimismo de los mercados financieros, impulsado por señales de estabilidad económica y la capacidad del Gobierno de hacer frente a sus compromisos de deuda. Los bonos soberanos argentinos continúan ganando terreno y marcan precios récord desde su emisión, lo que evidencia una demanda sostenida por parte de los inversores.
El descenso del riesgo país es atribuido principalmente a la estrategia fiscal del Gobierno, que ha priorizado el superávit y la acumulación de reservas en el Banco Central. En las últimas semanas, las reservas internacionales crecieron gracias a la inyección de divisas provenientes de una operación de REPO por USD 1.000 millones y compras oficiales. Además, el Tesoro nacional ha utilizado parte de sus depósitos en pesos para garantizar los pagos de los vencimientos de deuda previstos para enero y julio, fortaleciendo la confianza en su solvencia.
Analistas económicos destacan que, si bien el panorama internacional presenta desafíos, los fundamentos internos han sido clave para esta recuperación. La recaudación impositiva, que en 2024 creció por encima de la inflación, y los acuerdos financieros recientes respaldan la estabilidad de las cuentas públicas. Aunque aún persisten dudas sobre el acceso al crédito internacional, los especialistas coinciden en que el país está mejor posicionado para afrontar sus obligaciones, lo que contribuye a mantener la demanda de activos argentinos y reducir la percepción de riesgo por parte de los inversores.