Con gesto serio y rodeado de sus leales, Javier Milei encabezó en Casa Rosada la primera reunión de su nueva mesa política tras el duro golpe electoral en Buenos Aires. Desde las 9.30, el Presidente se sentó con Karina Milei, Patricia Bullrich, Guillermo Francos, Martín Menem, Santiago Caputo y Manuel Adorni para intentar ordenar las internas y relanzar su estrategia rumbo a octubre.
La cumbre dejó imágenes, pero casi ninguna palabra. Caputo fue el primero en salir y se negó a declarar, mientras que los mandatarios provinciales reaccionaron con bronca: aseguran que jamás recibieron una invitación formal y denunciaron “destrato” desde Nación. El contraste entre el hermetismo porteño y el malestar en las provincias refleja las grietas dentro del oficialismo libertario.
La apuesta de Milei es clara: blindarse con su círculo más chico y recuperar terreno perdido. Pero la exclusión de gobernadores y aliados abre interrogantes sobre la capacidad real de esta mesa para construir acuerdos. Por ahora, más que un relanzamiento, parece otro parche en medio de la tormenta.