BUENOS AIRES — El presidente Javier Milei estalló de furia luego de que el Senado rechazara los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla para la Corte Suprema. Desde la Casa Rosada hablaron de “vergüenza histórica” y acusaron a los legisladores de enterrar la independencia judicial para salvarse el pellejo. El oficialismo no disimuló su enojo: calificaron a la Cámara Alta como “una guarida de privilegiados” y denunciaron que la jugada fue orquestada por políticos que temen por sus causas.
El propio Milei no tardó en prender fuego las redes con un posteo explosivo. “¿Dónde están los que decían que yo tenía un pacto de impunidad?”, disparó en X. “La justicia está secuestrada por los que se protegen entre ellos”, agregó, apuntando directo a los bloques opositores que tumbaron la votación. Según fuentes cercanas al mandatario, el rechazo fue leído como una traición de sectores que hasta hace poco se mostraban aliados. En la Rosada lo tienen claro: la batalla por el poder judicial recién empieza.
La votación fue un mazazo para el Gobierno. Lijo no logró el aval del Senado y García-Mansilla tampoco pasó el filtro. Con apenas 20 votos a favor y una montaña de rechazos, el intento de Milei por avanzar con su reforma judicial se frenó en seco. Desde el Ejecutivo ahora evalúan nuevas estrategias, pero el mensaje fue claro: la “casta política” mostró los dientes. ¿Se viene un contraataque presidencial? Todo indica que sí. Y con Milei, las bombas no tardan en llegar.