Después de años de calles intransitables y vecinos reclamando soluciones, de golpe aparecieron diez motoniveladoras trabajando en simultáneo en Necochea y Quequén. El operativo, presentado como un despliegue histórico, no es más que una postal de campaña: justo ahora, a días de las elecciones, el municipio “descubre” que las calles de tierra están llenas de pozos.
El intendente Arturo Rojas intenta vender eficiencia y planificación, cuando la realidad es que los barrios sufrieron durante años sin ver pasar una máquina. Los arreglos llegan a destiempo, como un maquillaje improvisado para mostrar gestión donde no la hubo. Mientras tanto, las promesas de usar materiales más duraderos suenan a discurso repetido que los vecinos ya escucharon demasiadas veces.
Este operativo, que debería ser parte de una política constante y no un truco electoral, desnuda la verdadera intención: tapar baches a las apuradas para ganar votos. Los vecinos lo saben y lo padecen. Porque los pozos no aparecieron ayer ni la semana pasada: llevan años ahí, esperando una respuesta que recién llega cuando hay urnas de por medio.