Desde este miércoles y hasta el 20 de mayo, Tandil se convierte en la capital nacional del dulce natural más noble: la miel. Con la primera edición de la “Fiesta de la Miel” incluida, el evento promete actividades para toda la familia y un objetivo claro: reivindicar el valor de la “Miel de Tandil”, sello de calidad que busca destacarse en un mercado cada vez más competitivo y lleno de imitaciones baratas.
El puntapié inicial se dio en Villa Onena con referentes de instituciones locales como INTA, la Facultad de Ciencias Veterinarias, la Sociedad Rural y la Cooperativa La Serrana, todos comprometidos con visibilizar un sector que exporta el 90% de su producción y que lucha por diferenciarse de las mieles adulteradas que llegan del exterior. “Hay que enseñar a reconocer la miel de verdad”, insistieron los organizadores.
El gran cierre será el domingo 18 en la estación de trenes, con feria, charlas, degustaciones y actividades educativas. Además de poner en valor el trabajo de los apicultores tandilenses, se busca alertar sobre el daño que provocan las “mieles truchas” —mezclas sintéticas que se venden como si fueran auténticas— y los efectos del dumping que castiga al producto argentino en mercados clave como el estadounidense.