La medianoche de este martes no solo marcará el fin de las alianzas electorales en la provincia de Buenos Aires, sino también el inicio de una nueva temporada de drama político con internas, pases de factura y sospechas cruzadas. En un escenario donde se eligen más de 1.500 cargos entre diputados, senadores, concejales y consejeros escolares, los principales actores se apuran a acomodar fichas sin que se les caiga el tablero encima.
En el peronismo bonaerense, Kicillof, Máximo Kirchner y Massa siguen ensayando sonrisas mientras se sacan el puñal de la espalda. El “desacople” de las elecciones –ideado por el gobernador– sigue generando bronca en el cristinismo duro, que ve en la movida una jugada riesgosa y en la prisión domiciliaria de Cristina un imán para reactivar la militancia… o terminar de dividirla. Por las dudas, en el Movimiento Derecho al Futuro ya tienen una lista paralela lista para salir a la cancha si el barco se hunde.
Del lado violeta-amarillo, la cosa tampoco es un cuento de hadas. Aunque libertarios y macristas cerraron alianza en territorio bonaerense, el acuerdo dejó gusto a poco en el PRO: al menos cuatro intendentes le bajaron el pulgar y decidieron correrse. Mientras tanto, la UCR mira de reojo a todos y coquetea con armar un frente propio, ni tan kirchnerista ni tan libertario, pero claramente muy radical en su indecisión. El cierre de alianzas se da hoy… pero las peleas recién empiezan.