Un sismo de alto voltaje polÃtico está por estallar en la Casa de Salta, donde cinco gobernadores ya afinan los últimos detalles de lo que podrÃa convertirse en el golpe más duro al peronismo en años: la creación de un bloque federal independiente que partirÃa en dos a la oposición y reconfigurarÃa por completo el mapa del Congreso. Sáenz, Jaldo, Jalil, Passalacqua y representantes de Figueroa llegan al encuentro con una idea clara: salir del control del kirchnerismo y negociar directamente con el gobierno de Javier Milei. Si el anuncio se concreta, el peronismo no solo perderá músculo polÃtico —perderá identidad.
Las negociaciones vienen cocinándose en silencio desde hace semanas, con visitas reservadas a la Casa Rosada, encuentros discretos con Diego Santilli y hasta charlas con Manuel Adorni. Mientras tanto, la crisis interna de Unión por la Patria no hace más que facilitar la jugada: Cristina Kirchner detenida, la derrota electoral fresca y un bloque opositor desgastado por peleas de liderazgo y fugas inminentes. Ahora, los gobernadores del norte y la Patagonia buscan cortar amarras y formar un nuevo espacio con al menos 14 diputados propios, un número que dejarÃa al peronismo por debajo de La Libertad Avanza por primera vez desde el regreso de la democracia.
En un Congreso que se prepara para renovar bancas y abrir el debate del Presupuesto, la reforma laboral y el endurecimiento del Código Penal, los nuevos federales llegan con una bandera clara: negociar obra pública, autonomÃa y beneficios para sus provincias a cambio de apoyo parlamentario. Mientras el peronismo observa su propio desmoronamiento en cámara lenta, el bloque de gobernadores se mueve rápido, sin dramas y sin nostalgia. Si hoy a la tarde aparece la foto del nuevo espacio, no será solo un anuncio: será el certificado de defunción del viejo esquema de poder peronista. Y en Buenos Aires ya lo saben.