Con la urgencia de quien necesita cerrar la caja, el Gobierno argentino comenzó este martes una serie de reuniones clave con técnicos del Fondo Monetario Internacional. La misión, encabezada por Bikas Joshi, aterrizó en Buenos Aires para revisar el cumplimiento del nuevo acuerdo de Facilidades Extendidas. El foco está puesto en dos puntos calientes: las reservas netas —que no llegaron ni cerca del objetivo— y el plan cambiario que sigue generando dudas en Washington.
Las reuniones se desarrollan entre el Banco Central y el Ministerio de Economía, donde Luis Caputo intentará convencer a la comitiva del FMI de que el ajuste sigue firme, pese a los desvíos en los compromisos asumidos. Según trascendió, la misión se quedará al menos hasta el fin de semana y luego elevará un informe con sus conclusiones. Si el balance es positivo, el país podría recibir un nuevo desembolso por US$2000 millones, vital para sostener el delicado equilibrio financiero que atraviesa la gestión de Javier Milei.
Mientras tanto, el Presidente ya exigió un nuevo ajuste al Gabinete, decidido a blindar el superávit fiscal como sea. La baja de retenciones logró cierta liquidación del agro en junio, pero el Banco Central no intervino en el mercado, lo que dejó las reservas netas lejos del umbral acordado. La carrera por la confianza del FMI sigue abierta, aunque esta vez, la paciencia del organismo parece más corta que de costumbre.