El Gobierno de Javier Milei pensó que tenía una carta ganadora con la eliminación de las retenciones al agro, pero el festejo duró menos que un suspiro: en apenas 72 horas se agotó el cupo de 7.000 millones de dólares y los pequeños productores quedaron mascullando bronca. En la Casa Rosada insisten en que no habrá impacto electoral, aunque en Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires la oposición de Provincias Unidas ya les está respirando en la nuca.
Los reclamos no tardaron en explotar. Desde la Sociedad Rural hasta los chacareros más chicos apuntaron contra la medida “express” que, según ellos, sólo alcanzó a los grandes exportadores preparados para moverse rápido. “¿Cómo puede ser que en tres días se comieron todo el cupo?”, se quejaron, mientras el Gobierno se excusó diciendo que “estaba aclarado” desde el inicio y que no hay marcha atrás. Nadie en Balcarce 50 se hace cargo del enojo: la apuesta es que el votante rural, al final del día, castigue al kirchnerismo antes que al oficialismo.
A pesar de los cálculos optimistas en campaña, el panorama no pinta sencillo: Milei y su tropa reconocen que perderán en Córdoba y Santa Fe, donde Pullaro y Schiaretti pisan fuerte. En la Provincia de Buenos Aires también hay nubarrones después del traspié en las elecciones locales. Pero el oficialismo juega su última ficha al grito de “peor sería volver al pasado kirchnerista con 40% de retenciones”, confiando en que el miedo pese más que la bronca cuando llegue la hora de meter la boleta.