A las 20:26 clavadas —hora sagrada para el peronismo— un puñado de militantes se reunió junto al busto de Eva Perón en una plaza de Tandil para rendirle homenaje. Entre velas, flores y discursos, el recuerdo de la Abanderada de los Humildes volvió a convertirse en excusa para activar la maquinaria partidaria y reforzar la narrativa épica que tanto encanta a sus fieles.
El acto, encabezado por el presidente del PJ local y candidato a concejal Rogelio Iparraguirre, no se privó de nada: desde palabras emotivas hasta guiños electorales camuflados de mística justicialista. “Queremos parecernos al pueblo que venimos a representar”, dijo el dirigente, dejando claro que, entre bustos y promesas, también se juega la campaña.
En medio de un país con las desigualdades de siempre, y una ciudad que no escapa a las mismas cuentas pendientes, la postal peronista volvió a instalarse como cada 26 de julio: flores a Eva, promesas al pueblo, y militancia encendida. Porque si hay algo que no falta nunca, es un discurso listo para emocionar… o para sumar votos.