Desde Mar del Plata, Axel Kicillof fue claro al definir quién considera su único adversario político: el presidente Javier Milei. En el cierre del congreso de delegados de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), el gobernador bonaerense evitó confrontaciones dentro del peronismo y centró sus críticas en el Gobierno nacional, al que acusó de impulsar un modelo económico que, según afirmó, atenta directamente contra el trabajo, la producción y la soberanía del país.
Acompañado por el titular de la UOM, Abel Furlán, Kicillof alertó sobre las consecuencias de las políticas de ajuste, la apertura indiscriminada de importaciones y la desindustrialización. Denunció una transferencia de recursos desde los sectores populares hacia el poder financiero, y aseguró que “el saqueo de siempre” está de vuelta, esta vez de la mano de funcionarios como Caputo, Sturzenegger y Bullrich. Para el mandatario, la situación actual es resultado de un proyecto que busca debilitar al Estado, perjudicando especialmente a trabajadores, jubilados y científicos.
En este contexto, Kicillof planteó la necesidad de formar un gran frente que reúna a todos los sectores que se oponen al rumbo económico actual. Insistió en que el camino no pasa por las redes sociales, sino por el trabajo territorial y el contacto directo con la gente. “Defender a la provincia de Buenos Aires es defender un modelo de país”, expresó, y remarcó que la salida está en la organización colectiva y en un Estado presente que garantice derechos, impulse la obra pública y proteja la producción nacional.