El inicio de la temporada de pesca de langostino en aguas nacionales llega marcado por una fuerte parálisis. A pesar de que los recursos, los barcos y los tripulantes están listos, muchas empresas decidieron no salir a pescar. La combinación de precios internacionales a la baja, altos costos operativos y retenciones a las exportaciones ha hecho inviable la actividad, según advirtieron desde la Cámara de Armadores de Pesqueros y Congeladores (CAPECA).
Eduardo Boiero, presidente de la entidad, explicó que el precio del langostino cayó drásticamente, influenciado por la competencia del camarón de cultivo en el mercado global. Mientras tanto, los costos locales siguen subiendo, especialmente los laborales y los vinculados a la operatoria en altamar. Además, cuestionó el aumento del Derecho Único de Extracción (DUE) y pidió la eliminación de retenciones, tal como ocurrió con otras economías regionales.
La situación pone en jaque no solo a las empresas pesqueras, sino también a miles de trabajadores y a las economías de ciudades costeras como Mar del Plata, Chubut y Santa Cruz. Boiero confirmó que hay negociaciones con los gremios para actualizar convenios colectivos, que hoy resultan difíciles de sostener. Sin una solución urgente, el panorama para el sector es complejo y amenaza con profundizar el impacto económico y social en las regiones donde la pesca es una fuente clave de empleo y exportación.