Un operativo policial permitió desmantelar un presunto desarmadero clandestino en la zona de la ribera, donde se secuestraron camionetas de alta gama robadas, un auto sustraído en Necochea y una montaña de autopartes con patentes adulteradas. El procedimiento, originado por una seguidilla de robos en la vía pública, se realizó gracias a imágenes de las cámaras del Centro de Monitoreo Municipal y a filmaciones aportadas por vecinos, lo que vuelve a poner en debate el verdadero alcance de la prevención por parte del municipio.
Desde la gestión de Arturo Rojas se apuraron a presentar el COM como protagonista de la investigación, aunque en la práctica las cámaras parecen actuar más como “testigos mudos” que como herramienta de disuasión. Los robos ocurrieron igual y los vehículos circularon por la ciudad hasta llegar al allanamiento, evidenciando que el problema no está en registrar imágenes, sino en prevenir los delitos antes de que sucedan. El hallazgo incluyó tres camionetas Toyota Hilux, un VW Up y piezas de distintos rodados robados en Mar del Plata y Necochea.
El caso deja al descubierto que, pese a la inversión en tecnología y al relato oficial, la inseguridad sigue encontrando terreno fértil en la ciudad. Un municipio que celebra estos operativos como “éxitos” debería también explicar por qué los robos de vehículos continúan y qué medidas concretas se están tomando para evitar que las calles se conviertan en la antesala de un desarmadero.