El puerto de Mar del Plata fue escenario de una masiva y enérgica protesta sindical que puso en evidencia el descontento creciente en la industria pesquera. Con bombos, banderas y bengalas, trabajadores nucleados en el SOMU, Simape y SOIP, junto a la CGT Regional, recorrieron las calles para denunciar el freno en la temporada del langostino, la ola de despidos en plantas pesqueras y la pretensión patronal de imponer una baja salarial. El mensaje fue claro: no se toca el bolsillo del trabajador.
La movilización arrancó en simultáneo desde diferentes puntos del puerto y desembocó en las terminales 2 y 3, interrumpiendo el tránsito y obligando a las autoridades a desplegar operativos de control. El reclamo, que no encuentra respuesta concreta desde el gobierno nacional ni del intendente Guillermo Montenegro —quien se mantiene llamativamente al margen del conflicto—, apunta a las cámaras empresarias pesqueras, acusadas de no querer negociar condiciones justas para una actividad clave de la economía marplatense.
“Más de 600 despidos, barcos paralizados y sueldos planchados. Esto es una bomba de tiempo”, advirtió el secretario general del Simape, Pablo Trueba, mientras la CGT respaldaba la acción y denunciaba la falta de medidas por parte del Consejo Federal Pesquero. Con una reunión agendada para este martes en el Ministerio de Trabajo, los gremios ya dejaron en claro cuáles serán sus exigencias: salarios dignos, buques navegando y fin a los despidos indiscriminados.