Barajar y dar de nuevo: intendentes bonaerenses se sacan la camiseta y juegan su propio partido

En la provincia de Buenos Aires, los intendentes ya no siguen la línea partidaria: la dibujan. Con el 7 de septiembre a la vuelta de la esquina, 22 jefes comunales decidieron ponerse el traje de candidatos para asegurarse seguir mandando —aunque sea desde las sombras—. Algunos van por bancas legislativas, otros encabezan listas de concejales sin intenciones reales de asumir. ¿Testimoniales? Claro que sí. ¿Control absoluto del territorio? También.

El nuevo mapa político parece más un tablero de Risk que una elección ordinaria. Del total de 135 intendentes, 45 rompieron con los frentes que los llevaron al poder y buscaron nuevos refugios: Fuerza Patria se quedó con la mayoría, Somos Buenos Aires se armó como “tercera vía” con restos del peronismo y la UCR, y La Libertad Avanza pescó algunos desencantados del PRO. Mientras tanto, el vecinalismo también mete la cuchara, con figuras como Arturo Rojas (Necochea) y Carlos Bevilacqua (Villarino) jugando su propio juego con listas cortas y poder largo.

En este festival de pases, alianzas fugaces y realineamientos express, lo que queda claro es que muchos intendentes no quieren soltar el control. Algunos ponen al hermano, a la esposa o al amigo de confianza en la boleta. Otros se anotan ellos mismos, sabiendo que el cargo es secundario frente al verdadero objetivo: seguir manejando el territorio sin que nadie los moleste. En resumen: las elecciones se acercan, pero en la provincia, la rosca nunca descansa.