Con tono épico y rodeado de su hinchada oficial, el intendente Arturo Rojas presentó la lista 895 de Nueva Necochea como si estuviera consagrando a los Avengers locales. Bajo una lluvia de autoelogios, pidió concejales “leales” —léase obedientes— para que nadie se atreva a cuestionar su gestión. ¿Pluralidad? No, gracias. En la Necochea de Rojas, los disidentes son “palos en la rueda”.
El evento fue un festival de promesas recicladas, maquinaria en leasing y frases motivacionales dignas de una remera. Se habló de un tomógrafo, una planta de residuos y hasta de un “cambio cultural histórico”, mientras los vecinos siguen lidiando con calles rotas, servicios deficientes y un hospital que, más allá del “arco en C”, necesita personal, insumos y gestión real.
En lugar de autocrítica, hubo show y un pedido de apoyo incondicional. Porque según Rojas, ni todos los candidatos juntos logran igualar su equipo. Claro, cuando uno se proclama campeón sin rivales, es fácil ganar. Lo difícil es gobernar para todos, no solo para los que aplauden desde la primera fila.